Era un lobo distinto
Su pelaje blanco lo destacaba
Una loba buscaba
Que no fuera común.
Su exquisito instinto
Pelo rojo ardiente le
indicaba.
¿Dónde hallar una hembra
Con fuego en el pelo y la mirada?
Pasaron por su éxtasis
lobino
Hembras de
exquisitez inmaculada
Pero su afanado capricho
de pelo rojo enarbolaba
Como causa y propósito
divino,
Ese macho feroz y enardecido
Que una loba roja para sí buscaba.
Un día, ella pasó como ignorada
Delante de sus ojos de macho albino
Encendidos por el deseo que abrigaba.
¿Será ésa mi par? -Se preguntaba-
¿La de rojo fueguino?
¿La que me tiene en feroz delirio?
¿La que me alza y mi deseo horada?
El olfato de ella fue el mortal adivino
Que supo oliscar su breva madurada.
Urgidos
Alborotados en el ritual jupiterino.
Buscando la lascivia perfumada
Se unieron por estirpe mejorada
Por ser comunes a ese fatal destino.
Blandieron los placeres del Divino.
En su precaria y rocosa aplacerada.
Ella aulló de pasión, enamorada.
El aulló de propósito negrestino
Al finalizar de
esa forma la jornada.
¿Cuántas veces iterará la mejorada
Estirpe de los grandes selvajinos?
Que con lujuria procuran su morada,
Para darse al juego clandestino
De ser sólo dos en el camino
Que lleva a la exultante y venerada
Implosión fluida, total y acalorada.
Y la gran adicción, exagerada
Repleta de capricho rojo del lobino
Que sintió la lujuria de su amada
Y pudo comprobar que su destino
Rojo de cadmio, rojo dibujaba.
Amores animales que sin tino
desatan en la absurda madrugada
Los deseos carnales transmarinos
De una loba sureña,
De un lobo montecino
Y su febril anhelo de rojo vino
En el pelaje de su consorte amada.
Mir Rodríguez Corderí
Tw: Cassiopeia @Mir_Rodriguez